18/06/2023 Fuente El País
Según un estudio de 2019 de la consultoría Círculo Formación, en España, el 78% de los alumnos de Bachillerato no tiene claro qué quiere estudiar después. La cosa se complica porque hoy, además de apetecible, el trabajo deseado debe tener cierta oferta.
En España la formación agraria cuenta con una empleabilidad del 100%. Joaquim Aguilella Ribera, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante (COIAL), señala que en la Ingeniería Agronómica hay pleno empleo porque todos los sectores a los que presta sus servicios profesionales están en plena pujanza. "La ingeniería agronómica atiende grandes preocupaciones actuales como el cambio climático, la soberanía alimentaria y energética, la prevención de la contaminación, la alimentación saludable, la distribución y comercialización de alimentos, la gestión del agua, los residuos o la restauración de ecosistemas, además de todas las cuestiones vinculadas con la producción primaria, de ahí la altísima tasa de empleo", explica.
La demanda de estos estudios es baja. "El porcentaje de demanda es mínimo para la industria más grande de nuestro país", lamenta el decano del COIAL. "Poca gente es consciente de que existe más tecnología en un tomate que en un smartphone", dice Noelia Ibañez, jefa de estudios de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Valencia.
En general se desconoce en qué consiste el trabajo de un ingenier@ agrónom@. "Esta es la ingeniería de los sistemas biológicos, en un sentido muy amplio. Vemos y tenemos comida suficiente, de calidad, a un precio que podemos pagar y a la vuelta de la esquina, pero no nos preguntamos de dónde viene. En España todo lo que suena a agrario está tremendamente minusvalorado, básicamente por un profundo desconocimiento", explica Joaquim Aguilella.
Jesús Ochoa Rego, subdirector de coordinación y promoción del departamento de Ingeniería agronómica de la Universidad de Cartagena, destaca que tras una formación agraria no es siquiera necesario vivir en el entorno rural. "L@s ingenier@s agrónom@s trabajan en industrias y empresas cuyas sedes están ubicadas en el ámbito urbano. Dirigimos empresas y departamentos de empresas, gestionamos recursos, organizamos procesos industriales, diseñamos casi de todo (tecnología, procesos, productos, etc.), proyectamos, evaluamos, asesoramos, desarrollamos tecnología, etcétera. También, tenemos un papel relevante en las administraciones públicas", indica.
"Esta es una de las ingenierías con un mayor porcentaje de mujeres, cada vez son más las que se interesan por la formación agraria, sobre todo en el caso de estudios superiores: cuanto mayor es el nivel formativo, mayor es la presencia femenina". Así lo señala Aguilella Ribera. Jesús Ochoa indica que cada vez más las ingenieras agrónomas ocupan puestos de responsabilidad en grandes empresas.
A la baja demanda de estos estudios se une que la apuesta institucional por sostener "la industria más importante del país" no es suficientemente ambiciosa, así lo considera Joaquim Aguilella. El sector agrario está muy tecnificado, por lo que es necesario personal formado y preparado, pero también inversión para llevarlo a cabo, por lo que los fondos han puesto el foco en él. “Estamos viviendo un proceso de concentración sin precedentes. Son explotaciones en las que hay trabajando más ingenier@s que operarios. Van a necesitar ingenier@s con unas competencias y capacidades diferentes a las que tienen en estos momentos. Hablamos de explotaciones que se controlan mediante drones e imágenes satélite, disponen de riegos inteligentes y máquinas autónomas. Se controla el estado de maduración de la fruta mediante ultrasonidos, pastorean con GPS o aplican bioestimulantes para potenciar atributos positivos a la producción. Toda esta tecnología es nuestra, pero nadie habla de ella ni se enorgullece, y así no se puede conseguir atraer a nuevas personas”, concluye.
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