El medio rural tiene un serio problema con el envejecimiento de sus agricultores. No es un problema específico de nuestro país sino que sucede en la mayoría de los países desarrollados ya que, salvo excepciones, el porcentaje de jóvenes agricultores es muy bajo. Las explotaciones agrarias necesitan un impulso decidido, necesitan savia nueva.
Ya en 1985 el Reglamento 797/85 reconocía la necesidad de rejuvenecimiento de las explotaciones a escala europea. Desde entonces se han desarrollado diferentes líneas de apoyo al relevo generacional en la agricultura. A pesar de ello, los titulares jóvenes de explotaciones agrarias siguen suponiendo porcentajes muy bajos. Por eso procede analizar en profundidad las causas que limitan la eficacia de las políticas que se han venido aplicando. El Programa de Desarrollo Rural 2014-2020 prevé cambios sustanciales en la medida de incorporación de jóvenes a la agricultura. En los próximos meses deberán definirse los criterios de las diferentes acciones que se desarrollarán en los próximos años. Del acierto en la definición de esos criterios y de la forma de aplicarlos dependerá el resultado. Por tanto es el momento oportuno para suscitar el debate, analizar propuestas y compartir experiencias.
El apoyo económico, siendo importante, no es suficiente. La agricultura es una profesión tecnológicamente avanzada por lo que los jóvenes que se incorporan al sector precisan una formación y cualificación adecuada. Necesitan, también la participación en un sistema de transferencia en el que puedan aportar y recibir conocimientos y experiencia. La profesión de agricultor exige, además, todas las aptitudes de un empresario, particularmente en lo referido a la toma de decisiones en un contexto de riesgos considerables. El agricultor del siglo XXI también precisa desarrollar su actividad profesional y personal en un medio que le proporcione condiciones de vida adecuadas, sin complejos y con la consideración social que merece.
Los jóvenes agricultores se enfrentan, pues, a retos económicos (viabilidad de las explotaciones), formativos (profesionalización) y sociales (calidad de vida y autoestima).
En este V Foro tanto las ponencias como los casos que presentan los jóvenes agricultores reflejan las preocupaciones actuales y las decisiones que se han ido tomando para hacer frente a los retos.
Se contemplan 3 bloques de retos: formativos, económicos y sociales. En cada bloque hay dos ponencias en las se recogen planteamientos desde instituciones públicas y privadas. Sin embargo, la mayor parte del tiempo asignado a cada bloque de retos lo ocupan los propios jóvenes agricultores con la exposición de sus experiencias y el debate posterior. La exposición de experiencias pretende buscar vías complementarias que expongan cómo algunos jóvenes agricultores han ido resolviendo sus retos. De tal manera que sirvan como ejemplo para otros muchos jóvenes, aunque también se podrían extrapolar muchas de sus soluciones a todo el colectivo de agricultores. Se ha propiciado la comunicación tanto presencial, con los tiempos para el debate, como virtual mediante el uso de redes sociales.